Génesis
l fin, nadie supo de
donde venía. Muchos fueron desde grandes reyes, faraones y hasta magos, los que
quisieron darle su origen y otros, sin quererlo, fueron llamados padres o
progenitores. Los más estudiosos les han enseñado a sus vástagos, que a galopes
de Bucéfalo y por influencia de Alejandro, fue incorporado en la India. Otros
contradictores, le dieron cuna en los hipogeos de los faraones, en el paño
mortuorio de la reina Ysi-em-Kheb donde también aparecía. Otros le vieron con
el rey Tamerlam, en franca lucha entre persas y birmanos, pero lo que sí se
sabe, es que fueron los árabes, con los números, el cero, el azúcar y la
pólvora, los que deslumbraron a reyes, monjes, monarcas y conquistadores de la
península ibérica, para que desde allí, entrara en nuestras vidas, nuestros
sueños y hasta en nuestras pesadillas.
Todo
le parecía marchar bien, pero ajeno a su culpa le fue acusado de ir en contra
de la moral y de la ética. En Cremona le acusaron de la plaga que azotó a la
ciudad, pues solo podría ser un castigo divino. La causa: el concentrar tantas
horas en él. Religiones y doctrinas se unieron con el firme objetivo de hacerle desaparecer. Jomeini, su enemigo más acérrimo, le sentenció:
“
Es diabólico porque perturba la
mente de quienes lo practican".
Pero nadie pudo con su
ciencia, arte, filosofía y estética, su enorme riqueza que no podía ser
arrebatada, no estaban sus tesoros en enormes cofres sino en el gran espíritu
de Ludus. Así continuó demostrando su inocencia. El mundo volvía a ser plano.
Se batió con grandes como Napoleón, Carlo Magno e ilustres como Benjamin Franklin
o Allan Poe. Parecía feliz en todas partes, pero nunca, nunca fue y es tan
feliz, como cuando juega en infantiles manos, para seguir despertando luchas
inimaginables, desdichas anticipadas, victorias irrefutables, derrotas
inolvidables y terminar con sus tallados trebejos en aromáticas cajas de
madera, tal cual, lo sentenciaban sus ancestros: “Al final, tanto el rey como el peón, terminarán siempre en el mismo
cajón”.
Cesar
A Monroy H.
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